Formamos parte de una generación que busca recuperar los oficios tradicionales, re significar la herencia cultural en el disfrute del hacer.
Elegimos trabajar con arcilla blanca, un material sensible que, tras ser expuesto al fuego, adquiere rigidez, transformandose en una pieza cerámica perdurable y resistente. Cada una es elaborada de manera artesanal, utilizando moldes de yeso a presión manual, combinando técnicas tradicionales y experimentales. Las matrices originales las desarrollamos capturando texturas de objetos que consideramos tesoros de nuestra cultura: antiguos encajes y vidrios ornamentales que ya han dejado de producirse.
El proceso de diseño da lugar a imágenes que van de la figuración a la abstracción, buscando equilibrar lo orgánico y gestual con diseños geométricos y depurados. Los azulejos lisos son pintados a mano alzada con colores que aparecen en gamas y paletas armónicas, formuladas en nuestro taller.
Creemos que cada pieza hecha a mano guarda en sí misma, una memoria única, un valor que trasciende su mera funcionalidad.